jueves, 14 de julio de 2016

De inseguridad y cosas peores

Escucho un spot de radio que hace el Senado de la República. Habla de la inseguridad y del castigo al delito. La frase que llama mi atención dice más o menos así “Si no hay denuncia, no se persigue el delito, y si no se persigue el delito no hay castigo…”  De entrada suena bien, de hecho sería lo lógico. El problema no es la buena voluntad del Senado ni el actuar ciudadano. El problema son los encargados de perseguir el delito y procurar la justicia. Creo que, si los senadores fueran 100% realistas, y no digo sinceros porque de entrada no lo son por gen político, además de que no creo que hayan obrado de mala fe, repito, si fueran realistas, el slogan debió quedar “Si hay denuncia, no se persigue el delito, y si no se persigue el delito no hay castigo…”.

Yo entiendo que para los políticos el primer silogismo es el correcto. Basta recordar las veces en que la justicia actúa con celeridad si uno de ellos es víctima de los amantes de lo ajeno (así decían antes los periodistas que tendían a ser medio mamilas). La cuestión cambia radicalmente cuando un ciudadano denuncia el delito. De entrada ya sabes que vas a ir a perder de tres a cuatro horas en el Ministerio Público, que cuando terminas con el que te levanta el acta pasas con los judiciales que te ven y te tratan como si estuvieras mintiendo, como si fuera un autorobo, o peor aún, como si estuvieras denunciando a uno de sus cómplices. Una vez terminada con la denuncia a esperar a los peritos, que lo mismo puede tardar unas cinco horas, unos cinco días o ya en plan tardado, hasta que vuelva a pasar el cometa Halley, eso, claro está, si deciden aparecerse.

Entonces, señores del Senado ¿por qué mejor no le pasan sus spots al Poder Judicial, y ya después de estar completamente seguros que entendieron la importancia de que hagan su trabajo, ahora sí vienen a jorobarnos con sus flamantes ideas. Mientras, de verdad, podemos estar muy contentos con saber que, de cualquier forma, no hacen su trabajo.

EL CUERPO DE ÉLITE DE TRUMP

No, no me refiero a sus esposas, ex parejas y demás. Hablo de los guardaespaldas que lo cuidan. ¿Vieron el video en que está dando un discurso y un móndrigo compatriota le pone el audio de “se cooooompran colchoones, refrigeradooores….” Y el de los ricos y deliciosos tamales oaxaqueños, que, al menos los que probé, son insípidos en su mayor parte, pero donde tienen sabor saben como a calcetín.

El chiste es que, en cuanto se oye el audio, Trump mira espantado a todos lados, imagino que como Juan Diego cuando la Virgen le habló. Los guardaespaldas suben al estrado en chingueishion, que en español quiere decir de inmediato, y lo rodean. Pero no crean que estilo team back o pamba china, no, más bien parecían el ballet de Milton Ghio, girando alrededor de Trump. Vamos, que hasta un niño con un rifle de feria pudo haberle dado un balazo si hubiera querido. Lo que nos lleva a preguntarnos si en realidad Obama, que ya ha dado muestras de ser un perfecto mula durante la cumbre de los líderes de Norteamérica (Peña sufre!), pretenda que, en caso de que haya una alma caritativa, perdón, un asesino que quiera eliminar a Trump, no encuentre muchos obstáculos.


Respecto a la persona que interfirió el audio, le damos un nueve de calificación. Lo siento, pudo haberse esforzado más y haber incluido “La Culebra” como acompañamiento.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias, esa es mi intención. Ya tenemos suficientes intelectuales densitos analizando la situación del país como para yo sumarme a ellos. Me alegra que te haya gustado.

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